Cómo ser socialmente responsables y no morir en el intento: La Responsabilidad Social Individual

Por: Araceli Ruíz

Es un hecho que la responsabilidad social comienza con uno mismo, porque sin valores, ética y conciencia social como individuos no hay empresas ni organizaciones socialmente responsables.

Es difícil imaginar, por ejemplo,  que una compañía sea orgánicamente ESR si sus directivos no se desarrollaron en un ambiente de valores para fortalecer el bien común. Por ello, partir de lo particular a lo general, tiene un gran sentido cuando hablamos de responsabilidad social.

La Responsabilidad Social Individual (RSI) crea los cimientos y abona el terreno para lograr una Responsabilidad Social Corporativa (RSC) fértil y de largo plazo, que impacte de manera eficiente y armónica a sus grupos de interés y es la base para todo tipo de iniciativas encaminadas a la responsabilidad social colectiva.

Todo lo que hacemos como individuos tiene impacto directo en los distintos espacios donde nos movemos para realizar nuestras actividades diarias. De hecho, la RSI es todo lo que hacemos y cómo lo hacemos: qué consumimos, qué servicios contratamos, cómo nos transportamos, cómo nos divertimos, y cómo tratamos al entorno que nos rodea y a los animales.

Por ello, debemos estar conscientes que de acuerdo al rol que desempeñamos en la familia y en la sociedad podemos ser agentes de cambio en nuestro hogar, nuestra empresa, nuestro  gobierno, en el trabajo, en la escuela, y en cualquier otro ámbito.

La RSI es también la actitud con la que podemos impulsar cambios sociales importantes, y como ciudadanos nos da el poder para construir una ciudadanía más informada, crítica y activa para participar en buenas prácticas que promuevan los derechos humanos, mejoras laborales, el desarrollo humano, la educación ambiental y la protección del patrimonio cultural.

¿Cómo podemos desarrollar nuestra Responsabilidad Social Individual?

Realiza acciones que incrementen tu educación y tu inteligencia emocional para elevar tu conciencia, lo que te llevará a ser más amable y considerado. Ocúpate en mostrar empatía interesándote genuinamente por los demás.

Involúcrate en movimientos y organizaciones sociales para crear conciencia ciudadana y haz voluntariado.

Participa en acciones orientadas a preservar y mejorar el medio ambiente como reciclar, ahorrar energía, consumir menos papel, usar medios ecológicos para transportarnos, y evitar consumir productos que contaminen con químicos, como aditivos o pesticidas, entre otras prácticas.

Respeta los derechos de los animales. Si tienes mascota dale buena vida y sé responsable de su comportamiento en la calle, si adoptas hazlo responsablemente. También puedes apoyar acciones que terminen con prácticas de explotación animal como circos, toros, turismo con animales, y la caza. Y aquellas que experimentan con algunas especies para la producción de productos de cosmética e higiene.

Trabaja con ética y respeto en tu entorno laboral, con tus compañeros, jefes y clientes.

Consume responsablemente, cuida lo que consumes, apoyando a empresas que son socialmente responsables y que tienen un alto compromiso con su cadena de valor.

Nuestra principal motivación para ser individuos socialmente responsables debería radicar en que somos el primer eslabón que inicia la cadena de acciones sobre todo lo que le hagamos al mundo. Es como la ley de causa y efecto del karma, a acciones perjudiciales, efectos perjudiciales.

Por lo que cada uno de nosotros podemos decidir lo que esté a favor de nuestro planeta y la supervivencia del ser humano. Pero lo mejor de todo, es que ¡ juntos podemos hacerlo extraordinariamente bien !

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