Conciliación y corresponsabilidad: Vida laboral-familiar-personal durante la cuarentena

Por: Magaly Preciado y Vanessa Garza

Cuando la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) midió en 2014 el Índice de Balance vida-trabajo en los países que la conforman, México ocupó el puesto 39 de una lista de 40. Encontraron que una importante proporción de las y los trabajadores en México trabajan demasiadas horas y por lo tanto, otras actividades necesarias para su bienestar se ven afectadas, como atender sus responsabilidades familiares, dedicar tiempo a su vida personal y social, e incluso, dormir suficiente. Lamentablemente, bien sabemos que demasiadas horas trabajadas no son sinónimo de productividad y al contrario, pueden tener efectos negativos en la salud y por ende en la eficiencia del personal.

Ya éramos un país con un deficiente equilibrio vida-trabajo antes de la pandemia, aún más para las mujeres con hijos-as, que se estimaba dedicaban cuatro horas más al día al trabajo de cuidados no remunerado. En este contexto de insuficiente conciliación vida-trabajo nos encontró la pandemia por COVID-19. Hoy, en plena cuarentena, las circunstancias son drásticamente distintas, pero parecen indicar que el ideal de conciliación se ve aún más lejano.

La cuarentena ha empujado a muchos centros laborales a adoptar inesperadamente el trabajo remoto o home-office, con todos los retos que implica cuando a la vez se cierran escuelas, guarderías y otros espacios de alto riesgo de contagio. Hoy tenemos familias en casa, trabajo en casa, escuela en casa, y todo a la vez. A lo cual se suma un agotamiento emocional por la incertidumbre y ansiedad que nos genera la misma situación de contingencia sanitaria. Sin embargo, hay algunas cosas que podemos hacer desde el ámbito organizacional para apoyar a los trabajadores y trabajadoras a procurar un balance de vida laboral-familiar-personal, dentro de lo posible. Por ejemplo:

  • Mantener medidas de conciliación de vida-trabajo con las que ya cuenten. Si su empresa ofrece horarios flexibles de entrada o salida, salir temprano los viernes, un día personal al mes, etc. son medidas que serán aún más valiosas durante la pandemia. Las circunstancias exigen que las y los trabajadores apoyen a otros familiares, atiendan las clases virtuales de sus hijos-as, y demás actividades fuera de la normalidad que conocíamos. Si ya éramos flexibles, debemos serlo aún más.
  • Considerar la salud mental y emocional de las y los trabajadores. Identifica y consulta al personal sobre los riesgos que presentan y desarrolla planes de apoyo. El riesgo de estrés, violencia laboral y actos de discriminación permanece en el trabajo a distancia. Aprovecha las herramientas que brindan normas como la NOM-035 de Identificación, análisis y prevención de factores de riesgo psicosocial en el trabajo.
  • Promover la corresponsabilidad de los hombres en el trabajo doméstico y de cuidados. Incorpora estrategias que promuevan la corresponsabilidad y animen al personal masculino a atender la carga que les toca de trabajo doméstico, cuidado de hijos e hijas, atención de adultos mayores, personas con discapacidad o personas enfermas, y otras actividades que suelen recaer en la segunda jornada no remunerada de las trabajadoras.

El reto principal quizá sea rescatar los aprendizajes que nos deja esta pandemia. Por ejemplo, revalorar el trabajo doméstico, la coordinación logística requerida para adquirir los víveres para el hogar, el tiempo y atención que necesita la educación de las y los hijos dentro del hogar, así como el cuidado emocional de otras personas. Estas actividades sí que son esenciales, ¡hagámoslas visibles y seamos corresponsables!

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