Se dice que la gobernabilidad de una sociedad, más allá del papel del gobierno, se instrumenta desde tres grandes pilares: El gobierno mismo, la sociedad civil y el mercado, es decir, las empresas.
Al respecto de esto, el papel que los empresarios y dirigentes de empresa jugamos es fundamental y la responsabilidad ineludible.
Es por ello, que día a día las empresas abren mucho más su panorama al de las cuatro paredes de la misma y su mercado al involucrarse en los temas que afectan a todos aquellos con quienes se relacionan, entre otros: colaboradores, accionistas, mercado, competidores, autoridades, comunidades y las generaciones futuras.
Cuando hablamos de generaciones futuras, nos referimos al uso adecuado de los recursos naturales y la huella que dejamos en nuestro entorno y que, irremediablemente, heredarán las siguientes generaciones. Hasta ahora, la herencia de las generaciones anteriores había sido positiva: grandes adelantos tecnológicos, cultura y en general la civilización; sin embargo, desde principios del siglo pasado, la sobre explotación del entorno y de los recursos han venido dejando más que una herencia, una gran deuda.
Es por ello que se han venido generando iniciativas, como la de re-forestar zonas cercanas al centro de operaciones de las empresas, que además del beneficio tangible (e innegable) de corto plazo que puedan generar, tienen la gran ventaja de ir formando cultura y conciencia entre quienes colaboramos en las empresas, proveedores, amigos y familiares.
Hace algunas semanas, aprovechando la temporada de lluvias, que brinda condiciones óptimas para la siembra, en Domino Printing México, de la mano de la agencia consultora ACCSE y de la Asociación Reforestamos México, decidimos invitar a colaboradores, amigos y familiares a dedicar un sábado a re-forestar una hectárea en las faldas del Nevado de Toluca.
Uno puede dar un discurso hermoso sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y de trabajar en equipo; sin embargo, el ejemplo arrastra. ¡Qué mejor que organizarnos y actuar decididamente en una iniciativa! Todavía mejor el haberlo podido hacer, primero de la mano de profesionales, que asegura la eficacia de lo que se hace, (si somos gente de empresa, hay que hacer las cosas bien y en grande) y, en segundo lugar, de la mano de la misma comunidad, quienes participaron junto con nosotros en la siembra y en la venta de alimentos, que complementaron una deliciosa parrillada que entre varios voluntarios del mismo equipo preparamos para nuestros compañeros.
Como cereza en el pastel, gozamos de una convivencia franca entre todos los que formamos la empresa. Aprovechamos el momento para organizar concursos y juegos, lo que permitió conocernos un poco más y que nuestras familias se conocieran. Una experiencia memorable, sana y que dejó un gran valor agregado: Una hectárea re-forestada, 170 personas que aprendimos a sembrar árboles como debe ser y una segunda siembra: en nuestros corazones se sembraron las semillas de la conciencia de que las cosas para que sucedan, hay que hacerlas, bien, en comunidad y sin esperar a que el gobierno o la sociedad civil lo hagan por uno. La tierra es La Casa Común y no podemos esperar a que otros hagan lo que nos corresponde, cuando esta casa es de todos.
Les invitamos a participar en eventos como este. La temporada de re-forestación de 2017 ya terminó, pero estamos a tiempo de disponer en nuestros presupuestos una modesta cantidad para eventos como éste, que dejan verdadera riqueza en el corazón de quienes participan.