Por: Magaly Preciado y Vanessa Garza
Hace justo un mes era lunes 9 de
marzo, día del paro nacional de mujeres #UnDíaSinNosotras, una manifestación
histórica en nuestro país para visibilizar la importancia de la presencia de
las mujeres en el ámbito económico, académico, social, así como para demandar
un alto a la violencia contra las mujeres y las niñas, con énfasis en los
alarmantes números de feminicidios.
El paro nacional de mujeres del #9M
respondía a una tendencia de marchas, manifestaciones y protestas de diferentes
tipos y en muchos lugares del país en el último par de años. Cada vez más personas,
de diversos sectores de la sociedad, se involucraban en las exigencias y hacían
patente su indignación.
Como bien sabemos, apenas unos días
después del #9M, la contingencia y crisis por el COVID-19 se detonaron,
acaparando toda nuestra atención, la de los medios y de las autoridades. Han
pasado demasiadas cosas en un mes.
Ante emergencias sanitarias como la
que estamos atravesando, la historia nos muestra que muchos temas se vuelven
secundarios, en especial aquellos relacionados con la defensa de los derechos
humanos y las luchas por la igualdad y la justicia social. De igual forma,
ciertos grupos se verán mayormente afectados ante el impacto de la pandemia y
de las medidas de contingencia, como las personas mayores, personas con
discapacidad, personas sin protección social o ingresos estables, y otros
grupos vulnerados. Es decir, las brechas de desigualdad social que ya existían,
se ampliarán.
¿Dónde nos coloca esta situación con
respecto a la lucha por los derechos humanos de las mujeres? Apenas a un mes de
aquél histórico paro nacional de mujeres, hoy corremos el riesgo de retroceder
en el avance logrado hacia la igualdad de género.
Hoy, la cuarentena nos tiene a muchas mujeres de nuevo en casa. Al igual
que aquel lunes 9 de marzo, hay muchas otras mujeres que no tienen más opción que
salir. Las que son madres, se ven afectadas con el cierre de las escuelas.
Muchas pasarán de la vida laboral al trabajo doméstico y de cuidados no
remunerados. Otras estarán el día entero con parejas que también son sus
agresores. La independencia de las mujeres será la víctima silenciosa de la
pandemia del COVID-19. [1]
En países que han pasado por epidemias
en tiempos recientes, como Ébola o Zika, se ha encontrado que los índices de
violencia familiar aumentan. El estrés, las dificultades económicas y el uso de
sustancias son factores de riesgo que se imponen durante las cuarentenas. Al
estar en casa, las mujeres expuestas a violencia familiar y sexual tienen menor
posibilidad de cultivar sus redes de apoyo, de acceder a anticonceptivos y de
pedir ayuda.
Si tu empresa se unió al #9M, ahora más que nunca es importante mantener
el compromiso y apoyar a sus trabajadoras para que vivan libres de violencia. ¿Qué
puede hacer tu empresa?
- Difundir información sobre prevención de violencia familiar, números
locales de instancias que otorguen apoyo psicológico y jurídico, números de
emergencia y refugios.
- Para el personal que esté trabajando en modalidad home-office,
difundir información sobre corresponsabilidad en el trabajo doméstico y de
cuidados.
- Mantener vigentes las medidas de protección social, seguros médicos y
otros servicios para las trabajadoras.
- Prestar atención a señales que pudieran indicar si una trabajadora está
viviendo situaciones de violencia, y ofrecerle apoyo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que la violencia de género es un “problema de salud global de proporciones epidémicas” [2]. Hagamos nuestra parte para combatir las dos pandemias.
ACCSE Equidad, Diversidad e
Inclusión. mpreciado@accse.net, vgarza@accse.net.
[1] Lewis, H.
2020.The Coronavirus Is a Disaster for Feminism. Pandemics affect men and women
differently. At The Atlantic. March 19, 2020. https://www.theatlantic.com/international/archive/2020/03/feminism-womens-rights-coronavirus-covid19/608302/?fbclid=IwAR0pYQeLjj1IB1alqhL7-f9z27nqXxvfvzNlXRlyeX6iPpaPaJAHcJQUTMo
[2] WHO. 2013. Global and regional estimates of
violence against women: Prevalence and health effects of intimate partner
violence and non-partner sexual violence.